22 de agosto de 2011

Resena: Timber Timbre - Creep On Creepin' On

Timber Timbre
Creep On Creepin’ On
Arts & Crafts (2011), LP, Acetato de color, 180grms.


Mi encuentro personal con Timber Timbre se vuelca a 2009 con el lanzamiento de su primer largo homónimo en la casa de todo Canadiense: Arts & Crafts. Renuente a escuchar un material que se postulaba sin pudor alguno como “El mejor disco de blues-folk desde el Rain Dogs de Tom Waits” (en su edición mexicana se acompañaba el digipack con aquella herejía impresa en forma de calcomanía) y lo que en realidad carga aquel debut es un hipnótico tratamiento medicinal de folk moderno, blues alegórico y pop retorcido; cada línea de aquel pequeño álbum de menos de cuarenta minutos, dígase musical o lirica, es una obra majestuosa que sin lugar a duda paso desapercibida; y no de manera errónea, si no al parecer como un secreto escondido suburbano.

Durante 2010 el grupo se volcó en un tour, con todo y su paso por Mexico, que deja perplejos a los espectadores morales de una obra soberbia que crece; el añadido de Simon Trottier y Mika Posen a la nomina del grupo hacían que Taylor Kirk, aquel one-man-band zombie, pudiera disuadir sus ideas y expandir lo que Timber Timbre se iba convirtiendo; sus conciertos, eternas evidencias de la lejanía del proyecto dentro de los confines de la música moderna convulsionaban las composiciones de su material homónimo y esos dos ep’s que lanzara Kirk el mismo durante 2006 y 2007 hasta convertirse en renombres propios completos e independientes de sus contrapartes grabadas.

Y se nota esa influencia: mucho ha cambiado en el transcurso de dos años. Creep On Creepin’ On, tiente tantos elementos que lo emparentan con su antecesor como valores que lo hacen totalmente diferente: la principal cuestión es sin duda que Taylor Kirk y compañía han sabido cobrar su historia juntos; las composiciones despegan de manera diferente aquí, no hay contrapuntos de minimalismo, se denota un trabajo en conjunto que termina aludiendo la lejanía del antiguo sonido del grupo más que alimentarse del mismo; sin duda se convierte en un punto medio de las direcciones que han tomado antes y aunque sin lugar a dudas no determina la sorpresa y el golpe que es propiciado al verles en directo, la lujuria del sonido que está incluido en este LP (incluyendo esas dos composiciones abstractas) es absoluta complacencia atemporal.

El sonido es más amplio y menos reseco; hay clavecines, guitarras y baterías completas y aunque carece de la intimidad permanente de su predecesor, acelera el pulso de misma manera manteniendo ese dialogo de hipnotismo impuesto. Aun con la decepción del negocio desastroso de Arts & Crafts y sus envíos erróneos, poseer la edición en acetato blanco con el añadido del siete pulgadas de Black Water con su respectiva camiseta (curiosamente hecha en México) es un gusto; en su contraparte europea, la edición de Full Time Hobby no incluye el terminado de color ni el siete pulgadas, pero el detalle musical es lo que termina con nota y sin dudas marca al segundo trabajo del trió canadiense uno de los esenciales del año.