"Se que debería ser así... pero yo soy una clase diferente de DJ" mencionaba Josh Davis durante un intermedio de lo que sería no solo el primer show de su minúscula gira por México, si no igualmente su primera visita al país. "Lo sabemos, lo sabemos" le contestaba alguien detrás de mí en la audiencia; "Le vi hace unos cuatro años en Las Vegas. Desde ahí le voy siguiendo la pista" me comentaba el mismo. Entre los rumores de su hora de salida y la gran diferencia a la información concedida, el cansancio de esperar si el Teatro Estudio Cavaret se llenase o no fue aun más marcado con ese par de disc jockeys un tanto confundidos por el mismo lío que iban creando (y sus berrinches al salir). Shadow salió a la una de la mañana exacta con un recinto a medio llenar y más que ansioso por verle (el show en la Ciudad de México, un día después, al parecer sufrió las mismas circunstancias).
Mitad galería de arte y mitad show de híbridos, DJ Shadow oportunamente supo cómo mantener atenta a una audiencia impaciente con la llamada Shadowsphere: esfera que funcionaba de pantalla en turno junto con tres proyectores donde la experiencia de verle en acción era tan dinámica como emocionante; de clichés relacionados a su forma hasta interesantes puestas en escena, la esfera obligaba al espectador ser parte de la misma experiencia, tanto visual como sonora. Musicalmente Davis sirvió tanto de músico en vivo como de DJ en toda la extensión de las actividades: si bien Davis siempre ha sido un rebelde de causa común, sus entregas nunca han compartido el mismo patrón; lo cual ha hecho diferente a cada novedad que logra. Sus en vivos son iguales. Claramente era de esperarse el hecho de que no veríamos algo relacionado en lo absoluto con el In Tune And On Time (aquel registro de su gira post Private Press) o el lenguaje entrañable de Freeze, aquel ejerció de rítmica mano a mano con Cut Chemist. La premisa era solamente tener a Shadow enfrente, y la excusa era la salida de su más reciente disco: The Less You Know The Better. Picoteando un tanto cada disco, Davis fue muy poco fiel a lo que iba retomando: si bien hubo cortes del Endtroducing…, Private Press, The Outsider (mínimo fue su incursión en este) y su más reciente y mencionada entrega, todos fueron esbozos que iba adaptando a sus intereses actuales. Hubo beats, funk californiano, hip hop de fronteras distraídas y esa sampladelica activa que es marca registrada de Davis, pero al mismo tiempo hubo dubstep, drum and bass y electrónica (de aquella que podríamos denominar “cursi”).
Building Steam From A Grain Of Salt no tenia aquella oscuridad original en lo absoluto, sino mas bien ahora sonaba a himno de Detroit; Six Days aunque fiel al inicio (a coros del publico por igual) fue poseída por una rabia de bajos y aunque Davis no presumió nada de lo que había logrado con Quannum o Lavelle si incluyo aquel hito que le hizo al último para sus sets en el pico de su amistad: Organ Donor (Extended Overhaul) en completo y con ello quizás uno de los mejores momentos de la noche, aun cuando se extrañaron cualquier parte de What You Soul Looks Like (que en momentos dejo correr la parte 3 como consolacion), Midnight In A Perfect World o Mashin' On The Motorway. Davis tiene una clase para implementar sus intereses en vivo: no es difícil reconocerle su humildad y habilidad. A dos platos, un mpc y platillo electrónico, un equipo el cual le es familiar, siempre se le ha agradecido a Davis no ser tan técnico y concentrarse en la música. El sonido del recinto aun cuando peco de abusar de los bajos en pro del volumen estuvo a la altura de las necesidades básicas de un show como el de Shadow (lastima por las reacciones generales en la Ciudad de México al sonido del recinto). El stand de mercancía fue tan reconfortante como decepcionante; es difícil concebir que alguien como Shadow no se anime a traer discos y se limite a la mercancía de souvenir; aun así salir de ahí con poster en mano y camisa puesta (que el documental Freeze que vendían ahí ya lo teníamos) fue necesario.
El regalo que Davis le dio a su audiencia esa noche fue el recalco de su legado. “He sido DJ durante 27 años y es un placer y orgullo poder tocar para gente como ustedes”, mencionaba al final de su set. Su dedicación se ha mantenido a largo y continúa expandiéndose, su visita a México solo viene a detonar de alguna forma aquello que hace quince años comenzó con Endtroducing… y que seguirá de pie por muchos años mas.