LA Woman
(1971, Elektra) LP
Si bien el recuerdo común que se tiene de Jim Morrison, aquel mito e imagen llevada hasta el hartazgo del temple del conocido Rey Lagarto, esta fundando por su juventud, su ingenuidad y su sexualidad, es tiempo que a cuarenta años de su muerte empecemos a empaquetar Grandes Éxitos e imprimir camisetas con la imagen de Morrison panzón y barbudo y sin una gota de candor. Han sido cuarenta años igualmente desde el lanzamiento del último disco que sacaría con The Doors, LA Woman. Recién entrados en su propio estudio, el afamado The Doors Workshop, el cuarteto empezó los ensayos del material que iban forjando. Paul Rothchild los acompañaba: el productor había sido confidente y allegado del grupo; fue él quien exprimía hasta la última gota ya sea de talento, responsabilidad o compromiso (cuando faltaban alguno de ellos) desde el debut del grupo de Los Angeles. Para noviembre de 1970, Rothchild se había quitado cualquier compromiso de trabajar con ellos citando su insatisfacción con el material que había escuchado; llego a apuntar inclusive a Riders On The Storm como "Música de cocktail".
Y cuando el capitán lo deja, el siguiente al mando lo toma: Bruce Botnick puso en marcha la producción del disco en diciembre; Botnick no era un desconocido, gran colaborador del propio Rothchild, había participado en cada disco del cuarteto como ingeniero de sonido y con esa premisa en solo dos meses se terminaría la grabación y LA Woman se editaría en abril del 71. Para ese entonces Morrison ya estaba afincado en la ciudad de las luces, París, con la ilusión poética en su cabeza, la reacción legal en su auto exilio y la pluma adecuada para registrarlo todo: meses antes la primera edición de su libro An American Prayer había sido editado a burlas ajenas, aquellos que suponían de Morrison una llamarada de creatividad en sus días en los cuales adolecía el arte ahora le hacían el feo a un poeta entregado. Y si Morrison fue alguna vez fue un gran escritor, LA Woman es la mejor prueba, musicalmente hablando.
El Rey Lagarto ya había acogido como ocupación el verso, y esta vez en serio. Aun cuando se ha hecho la fama de que en sus últimos días Jim era la sombra de su pasado, reconsiderar esa imagen de juventud podría ser posible a un lado de pruebas inefables tanto de su inteligencia como indulgencia. El músico que había sido educado, atreves de los años, con el léxico lucido de su mismo arte y LA Woman está manchado de chorros de sudor y bilis; no hay proclamas de juventud o insinuaciones innecesarias, Morrison ha madurado lo suficiente para refinar la punta de su pluma y su voz, espléndida en razón de virtud, y registrarlas en aquellas sesiones.
Si Morelos, héroe de la Independencia Mexicana escribía en los Sentimientos de la Nación que "El hombre sólo se distinguirá a uno del otro ya sea por el vicio y la virtud" Ray Manzarek, Bobby Krieger, Paul Desmond y el ya mencionado plurales veces en este mismo texto, Jim Morrison serán recordados por que LA Woman es seguramente uno de sus mejores discos: tanto en virtud como vicio. De hecho podríamos atrevernos a decir que es el mejor; deja entrever que el trabajo de Morrison como cantante y escritor nunca se escucho mas real y crudo; su aspereza lírica es aun más notable a su voz aguardentosa: pero la algarabía del cantante estaría perdida sin el soporte del grupo: de principio a fin el trío de músicos es correcto, salvaje y elegante; y en veces todo simultáneamente. Al mismo tiempo que el grupo se desvanecía, culpando al poco interés que Jim tenía por la música y las diferencias que el grupo había cargado por años (retratadas de una manera sobrenatural en aquella película de Oliver Stone) la seriedad con la que se permiten implorar la lujuria del blues que siempre predicaron sobresale de tal manera que empaña sus esfuerzo anteriores tal como si fueran despojos del mismo.
Jim moriría tres meses después de su edición. Amanecería sin vida en su hogar en Francia y la historia ha hecho lo suyo con su imagen y con la música de The Doors: ídolos del blues, de chamacos por doquier, de tochos de barrio y legendarios en el sendero del rock. LA Woman tiene cuarenta años, si el debut homónimo del grupo es una leyenda en mención propia, el final de la historia, ese último disco en tinto y amarillo, continua de cualquier manera en extender el legado único del cuarteto angelino.