Old Ideas
(2012, Columbia) LP
El suspiro pesado que uno podría dedicar se entrega pleno a cualquiera de las aterciopeladas líneas que Leonard Cohen suelta en sus canciones; envuelta en satín, la "voz de oro" que esa mente equilibrada se carga, esta borracha de amor y zen: "No hay cura para el amor" cantaba Cohen hace años jugando con la dualidad del tiempo. Sus canciones en definitiva ya no tienen ese filo de soberbia rebelde, el músico ha crecido y madurado, pero aun cortan; y de qué manera. A sus 77 años Cohen se ha convertido en un sabio de la emoción humana; y si su cuchilla de músico rebelde, porque se ha hecho mucho más accesible, ha perdido filo es porque ese corte ahora lo hace directo al corazón. Tal cual cirujano de hoja oxidada, Cohen propina duras tajas que preocuparían a un cardiólogo experto. Y es que nadie ha escrito poesía tan hermosa como la mente y pluma del canadiense.
En 1992 Cohen edito The Future, aquel gran álbum de conciencia humana, su What's Going On particular: después de eso no edito nada por largos nueve años: aun así su silueta siempre estaba apareciéndose por todos lados. En 2001 regreso con Dear Heather: en ese entonces él quería ponerle a su disco Old Ideas, pero algún confundido hombre en traje le había de comentar que como él, seria complicarse mucho la vida pensando que el álbum podría ser un disco de éxitos. Old Ideas era un gran título, pero en ese entonces quizás no hubiera funcionado como lo hace ahora. Quienes bien presente tienen su regreso recordaran aquel registro de ese show en Londres; aquel en la arena O2: en el, Cohen, enfundando en traje y escondiendo medio rostro con un fedora a la luz del escenario, encabezaba una banda que exquisitamente iba recorriendo la historia del músico: desde Canadá y sus novelas, pasando por Nueva York y sus noches frías de final de diciembre hasta las torres y las diez mujeres bellas de Viena. La elegancia con la cual Cohen, sus músicos y sus tres coristas abordaban y reivindicaban cada canción viene de la misma intimidad que trasciende en lo que ahora podemos denominar, ahora si, como Old Ideas.
Old Ideas es un titulo que juega con las expectativas: sin duda no es un disco de grandes éxitos; pero podría serlo en el sentido más un ortodoxo de la palabra. Cohen recorre con la mirada sus antiguos años; tal cual lo hizo esa noche en Londres con sus viejas canciones. He aquí un artista que ha forjado un cancionero tremendo a expensas de la salud emocional de sus fanáticos: y es que ser seguidor del cantante no es fácil, es casi una prueba de resistencia. Old Ideas musicalmente es la rutina reciente que el cantante ha conseguido para sus seguidores y con la que ha podido seguir renovando su pasado: el registro se advierte como una procesión desde el inicio; el canadiense se ha volcado directamente de cabeza al gospel y el blues blanco. Y en los temas donde inclusive pareciera que te está tomando el pelo sabe cómo convencer con su voz espesa. Cohen se escucha tan intimo que pesa; en Anyhow pide clemencia a su corazón: "Aunque tengas que odiarme. ¿Podrías odiarme menos?" suelta con esa intranquilidad que pone a temblar cualquier hueso del cuerpo y al igual, tal cual cuento de Charles Dickens los fantasmas de las canciones pasadas, inclusive de los Cohen pasados, hacen presencia.
Aunque la línea entre la retrospectiva y la repetición es tocada varias veces, donde Amen suena a una especie de mash up entre I'm Your Man y Halleluyah, menos catártico claro, Cohen balancea todo con la habilidad de un monje zen: literalmente. Su pluma y lengua tienen la suficiente flama y sus músicos atinan adecuadamente sin perder el paso. Consideremos entonces a Old Ideas como aquella retrospectiva que Cohen ha sabido donde entregar: incomodo es el referirse a él como “el último disco de Cohen”, porque con la expectativa de vida, Cohen podría haber entregado el último tajo al corazón en este disco. Inevitablemente ha envejecido, y de qué manera, pero lo ha hecho y Old Ideas es el trabajo de un “flojo bastardo” como se autodenomina en Going Home: todo el humor, amor, odio y religión. Lo que siempre ha hecho un gran trabajo de Cohen. Ahí está.