La piratería musical ha llevado al ser humano a extremos bastante ingeniosos como igualmente ilegales. Hay historias bastante conocidas: aquellos bootlegs editados en acetato de Bob Dylan y The Who, pero igualmente las hay mucho mas escondidas: en los años cincuenta, principalmente en Europa Occidental, las grabaciones en acetato eran curiosamente pirateadas en material reciclado. Evolucionando el diseño desde los años treinta, la piratería alcanzo su punto máximo debido a pobreza derivada de la guerra y los materiales utilizados al principio eran solo una opción al poliestirenocon el cual normalmente se manufacturan los acetatos. Plástico regular reciclado, resina flexible, al final los rusos fueron quienes dieron en el clavo: sus discos eran copiados y presseados en tablas de radiografías descartadas.
Rusia tomo la ventaja, pero no por razones económicas, como lo hacían sus vecinos europeos; si no por sociales. Su uso se popularizo por lo ancho y largo de Rusia debido a la inexistencia casi total de grabaciones musicales occidentales, y si existían, eran de manera ilegal; y por consiguiente no comercializables. Todo acercamiento, apreciación o difusión de la cultura occidental estaba ampliamente prohibido. En 1958 la música, principalmente el rock n roll, estaba en un auge creativo; pero del otro lado del charco estaba siendo censurado por la Rusia comunista regida y vigilada por la KGB que no soltaría ninguno de sus hilos hasta 1989; esta curiosa historia de supervivencia musical expone a un grupo de anónimas personas que actuaran de tal manera que fueron en contra de un sistema que no les permitía escuchar a The Beatles o Elvis, y que sus acciones formaran parte de una rebeldía total que incluso llevaría a los extremos de crear instrumentos musicales piratas: en esos mismos días podías encontrar teléfonos de paga sin funcionar debido a que les faltaban los magnetos, los cuales eran utilizados como pastillas ideales de guitarras eléctricas caseras... pero esa es otra historia.
Los piratas musicales copiaban los discos en radiografías descartadas, las cuales eran baratas y se vendían mucho mas rápido que sus contra partes originales (las cuales era muy poco común encontrar). En 1958 se considero la práctica ilegal y se creó un organización denominada como "Patrulla Musical" que puso detrás de las rejas a líderes y marco el fin de estos discos.
Rusia tomo la ventaja, pero no por razones económicas, como lo hacían sus vecinos europeos; si no por sociales. Su uso se popularizo por lo ancho y largo de Rusia debido a la inexistencia casi total de grabaciones musicales occidentales, y si existían, eran de manera ilegal; y por consiguiente no comercializables. Todo acercamiento, apreciación o difusión de la cultura occidental estaba ampliamente prohibido. En 1958 la música, principalmente el rock n roll, estaba en un auge creativo; pero del otro lado del charco estaba siendo censurado por la Rusia comunista regida y vigilada por la KGB que no soltaría ninguno de sus hilos hasta 1989; esta curiosa historia de supervivencia musical expone a un grupo de anónimas personas que actuaran de tal manera que fueron en contra de un sistema que no les permitía escuchar a The Beatles o Elvis, y que sus acciones formaran parte de una rebeldía total que incluso llevaría a los extremos de crear instrumentos musicales piratas: en esos mismos días podías encontrar teléfonos de paga sin funcionar debido a que les faltaban los magnetos, los cuales eran utilizados como pastillas ideales de guitarras eléctricas caseras... pero esa es otra historia.
Los piratas musicales copiaban los discos en radiografías descartadas, las cuales eran baratas y se vendían mucho mas rápido que sus contra partes originales (las cuales era muy poco común encontrar). En 1958 se considero la práctica ilegal y se creó un organización denominada como "Patrulla Musical" que puso detrás de las rejas a líderes y marco el fin de estos discos.