3 de marzo de 2011

Vintage Wax: Carlos Santana & Mahavishnu John McLaughlin – Love Devotion Surrender

Carlos Santana & Mahavishnu John McLaughlin
Love Devotion Surrender
(1973, Columbia) LP


John Coltrane murió en 1967, Love Supreme, editado con su quinteto en 1964 es, sin lugar a dudas, una de sus obras cumbres; musicalmente y espiritualmente vino a cambiar la carrera del músico. Acompañado del LP se incluía un escrito del propio Coltrane, o más bien; una oración. Coltrane había estado alejado de la idea generalizada de la religión y adopto un sentido espiritual concedido en el conocimiento y estudio del budismo, el islam y el hinduismo. Coltrane de hecho consideraba Love Surpreme como un mantra de la armonía de dios con la música.

En 1972 Carlos Santana, y su profundo intereses en la meditación, término envuelto y convirtiéndose en discípulo de Sri Chinmoy, un guru bengali con quien tuvo contacto gracias a otro de sus discípulos: John McLaughlin. Este último, guitarrista de jazz que sobre sus hombros el haber sido parte del seminal Bitches Brew. De esta manera el dúo inicio la gestación de lo que se convertiría en Love Devotion Surrender (filosofía de Chinmoy que sugería la totalidad de uno mismo con Dios). El material en si no cae muy lejos de los parámetros regulares de Santana, pero si evoca más texturas de las que normalmente hace. Más cercano al jazz de barras, McLaughlin tomo parte sustancial al representar una clase de mentor produciendo el disco y mostrando a Santana formas nuevas de ejecución técnica.

De hecho, Love Devotion Surrender arraigo muchas críticas desde su salida por los tecnicismos audaces de los dos músicos. El público, y en especial el de Santana, lo considero una decepción, pero claramente esta que con los años el lenguaje que los dos guitarristas crearon para este, tanto, tributo a Coltrane como libro espiritual liderado por Chinmoy (quien aporta un ensayo minúsculo como respuesta(? ) a la oración del jazzista americano. Sin embargo, la música del compendio, con todo y las criticas de su extremismo caló musical, es eléctrica y emocionante; la honestidad con la cual Santana tocaba en sus primeros años se une con la fuerza de McLaughlin, y cabe recalcar igualmente la impresionante participación de Larry Young al órgano, quien pareciera unificar las ideas de los dos músicos de manera casi fantasmal y fantástica.