25 de enero de 2012

Put The Book Back On The Shelf: Diablo Guardian

Diablo Guardian
Xavier Velasco
(2003, Alfaguara)
Por Christian Mendoza

Tres figuras: Lou Reed, David Bowie e Iggy Pop. Tres significantes: cada uno, con su propia carrera, trazó las coordenadas de la decadencia. Tres músicos que pueden significar motivos de búsqueda (y ansia) de lo torcido, de descarrilamientos, de caídas abismales: su música, siempre autobiográfica, es sensual (utilizando otra connotación de la palabra, esta es, sensualidad=sensación): el maquillaje esparcido más de lo necesario, las ojeras al parecer cultivadas mediante un consumo regular de químicos, la sexualidad oscura, las guitarras rítmicas, todo actúa como elementos (como olores y texturas) que fundamentan una estética, una corriente artística que llama a ser vivida de primera fila.


Violetta, protagonista de Diablo Guardián, ha escuchado la voz de Iggy Pop en The Passenger (esporádicamente covereado por Siouxie Sioux) y sabe que debe salir de su casa simple y llanamente para explotar lo más rápido y fuerte que pueda. Violetta no quiere vivir de la forma en que le es dictada (advertencia al futuro lector: la familia de Violetta no es típica en su convencionalismo. Xavier Velasco elabora un retrato exagerado de la clase media que no oculta una sola porción de realismo: en la claustrofóbica casa de origen de Violetta es tanta la caricatura que la forma de vida que ahí se lleva termina siendo real, aunque dudo que las intención haya sido la sociología) pero no quiere meramente la independencia. Violetta quiere torcerse, quiere conocer las cloacas, quiere descubrir lo que es ser todo menos ella.

Xavier Velasco estructura una especie de noción acerca del disfraz. Cuando comienzan a utilizarse pieles que no son las propias no se piensa en diversión. El asunto del disfraz es nunca ser verdadero, ni oculto tras la máscara ni desnudo de todo atavío. El disfraz toma posesión del cuerpo y lo disocia, le impide por todos los medios volver a encontrar un camino para retomar una vida lineal, en la que tú seas tú y yo sea yo:

"Ave María Purísima: me acuso de ser yo por todas partes. O sea de querer siempre ser otra. Y hasta peor: conseguirlo, ¿ajá? Me acuso de bitchear, witchear y rascuachear, de ser barata como vino en tetra-pack, y al mismo tiempo cara, como cualquier coatlicue traicionera"

Violetta se afeita el cráneo y muta en maniquí de pelucas de distintos colores. Ese es el momento (una precisa ardid literaria) en el que huye de México para quedar fragmentada en variadas personalidades (prostituta de bajo y alto rango, dealer, ladrona, novia burguesa de judíos, secretaria en una agencia de publicidad) hasta que el caleidoscopio roce la esquizofrenia y ni siquiera pueda recordar cómo era originalmente. Simultáneamente se desarrolla la trama de Pig, el más grotesco de los adolescentes y más tarde novelista frustrado, iracundo columnista de cine y perra de la publicidad. La existencia de Pig está igualmente trazada, aunque de formas menos brutales que la de Violetta: la comodidad doméstica en la que su futuro podría ser vivido nada tiene que ver con la permanente servidumbre a la que Violetta se encontraba condenada, sin embargo, Pig sospecha del amor que se le ofrece y desea conocer qué es acelerar a mil por hora. En su biografía, el abismo es lo único verdadero, lo que puede revivirlo de la anestesia inyectada por la escuela particular, la motocicleta cara y la casa en San Ángel. Los primeros pasos que ambos personajes dan hacia la perdición (perdonen el gesto de doña, pero no hay otra forma de ajustar la forma en que los dos van derrumbándose) son los comunes: ingestión de drogas, robos menores y resentimiento hacia el mundo. Todo evoluciona hacia escalas que ni siquiera ellos podían concebir, y mucho menos, manejar.

La selección musical de Xavier Velasco (melómano autodenominado) es acertadísima. ¿Con quién si no espolear la historia de dos personajes ávidos de lo terrible con Iggy Pop y su The Passenger? ¿Acaso James Newell no la cantó con esta voz que expresaba regodeo a la vez que ganas de regresar a casa? ¿Violetta no abandona el paroxismo inicial de la adrenalina y comienza a reflexionar en lo mucho que le duele no ser amada por los medios que utiliza la gente normal para amar a otro? ¿En cierto momento Pig no está demasiado cansado de andar cargando sombras, tanto así que no puede levantarse de la cama?

Diablo Guardián es una novela larga, violenta, de gramática transparente. Contiene unas cuantas escenas por demás conmovedoras, como aquella en la que Violetta desvirga a un gringo en el probador de una tienda Saks, o como aquella (a mi parecer, una de las escenas no sólo conmovedoras sino desgarradoras) en la que Pig vomita en plena presentación empresarial, y no sólo vomita sino llora, y no sólo llora sino se hinca, o como aquella en la que…



Soundtrack errante: tres discos para acompañar (y entender) Diablo Guardián:

Iggy Pop - Lust for Life
(1977, RCA)
A un lado de la firma de La Iguana ya no aparecen The Stooges. ¿Se ha perdido el amplificador elevado hasta la distorsión, la guitarra rápida? ¿Iggy Pop se ha vendido? Todo lo contrario: espoleado por David Bowie en producción y coautoría, el señor James Newell no ha perdido un gramo de rudeza. Las canciones felices son más bien tristes y en las canciones tristes no se suspira porque están llenas de herrumbre. 
David Bowie - Diamond Dogs 
(1974, RCA)
Es bien sabido que el duque blanco, además de travestirse, presentaba en cada obra una reflexión intelectual y artística. Con Diamond Dogs traza una distopía inspirada en George Orwell. David Bowie, en “We Are The Dead”, habla de amor pero de un amor macabro, circundado de sonidos de ambulancia: muy en el tenor de las soledades de los protagonistas en Diablo Guardián.
Lou Reed - Magic and Loss 
(1992, Sire)
Tenemos  en este disco a un Lou Reed reflexivo, de letras cada vez más cuidadas pero que no pierde ese toque citadino. Al parecer, nunca dejará de hablar de las calles sucias, del sexo doloroso y de todas esas cosas que lo posicionaron como un decadente.




Christian Mendoza: Trabaja, gana dinero y sale con gente. Tiene posibilidades de crecimiento pero no puede quitarse el feo vicio de la reseñada. Terminará muy mal. Vive cerca de la Ciudad de México. Contáctelo si desean saber sus opiniones que en la vida real nadie desea escuchar: mendozaarango2@gmail.com