En el encubrimiento de la luz; la sombra del hombre se refleja claramente. Su música, siempre llena de luz, coexiste igualmente con la obscuridad de los ojos del canadiense Leonard Cohen. Nacido en Canadá en 1934, el alma del hijo de ascendencia judía se convertiría en un mago de las letras con una voz de oro. Su puja de alabastro repleta de palabras siempre ha constituido su oferta mayor; y la razón por la cual su emblema es el que cargan los enamorados perdidos, los amantes sobrenaturales, los esposos despechados, los empedernidos lujuriosos… los asesinos y apostadores del amor.
Este 21 de Septiembre, el hombre que perdió la razón entre las filosofías y se comprometió con el caos del zen, cumpliría 77 años. Aquella horda que supone un festejo significa la abundancia de su legado; la importancia de su palabra y la amplitud de su canto. Aquella caballerosidad de quitarse el sombrero y decir: “Gracias amigos”.
Feliz aniversario, Leonard Norman Cohen.