(Island, 1983) LP
Tom Waits ha jugado cartas de todo tipo durante su carrera; unas mas legibles que otras y escarbar en el trabajo del músico californiano es jugar a ciegas con él. En la actualidad su rugido común se denota a leguas; pero en sus inicios el de Pomona no era la mula terca que es ahora. Cuando en 1983 Waits decidió lanzar Swordfishtrombones mucho había cambiado desde su debut Closing Time: antes el músico estaba empapado de jazz y blues vagabundo, emulaba a los grandes cantautores y se hacía de una pose de trovador desvelado; ahora su voz se había ensanchado y su influjo sonoro se había abierto: pero sin alguna duda el mayor cambio fue Kathleen Brennan.
Tal cual historia beat, Waits conoció a su esposa en una fiesta de año nuevo en Hollywood 1979: "Yo me iba al día siguiente partiendo a Nueva York con la promesa de nunca regresar a Los Angeles", contaba Waits a Chris Douridas en 1998, pero Waits solo duro en Nueva York cuatro meses, cuando recibió la llamada de Francis Ford Coppola para escribir la música de su película One From The Heart, en la cual Brennan trabajaba en la revisión del guion. "Alguien le dijo que bajara y tocara mi puerta; y lo hizo. Abrí la puerta y ahí estaba ella. Y eso fue todo. Amor a segunda vista". Los dos se casaron meses después en Las Vegas, una "historia de bourbon y condones"; como la llamaría Waits.
Fue ella quien animo a Tom a salirse de su cauce común. De ella fue la idea de sacarle el filo a huesos olvidados para tocar neumáticos en vez de batería. En el registro inclusive esta Johnsburg, Illinoise, la primera balada dedicada a su esposa, tan corta como hermosa: "Ella es mi verdadero amor, todo en lo que puedo pensar. En mi billetera, mira, es ella". Fue ella quien le presento a Captain Beefheart. “No solo me case con una mujer; me case con una colección de discos”. Desde ese momento no existe material de Waits coproducido y coescrito sin su mujer. Se puede hablar de ella como el catalizador de la trilogía de trombones, perros mojados y huesos; y claro está, de lo que se vino después.
No solo es el primer disco de Waits para Island; es igualmente el primer producido por el mismo y aunque hay piezas en piano, se alejan por mucho a las composiciones de sus discos pasados. Aquí no hay arreglos con cuerdas e historias de media noche por los barrios peligrosos de la ciudad; todo el paso del registro se siente tal cual un cuento surrealista de un viajero que ha marchado de casa con el peso del mundo encima, escribe una carta a su mujer, se ve en lugares olvidados de ciudad contando historias de seguros, perros ciegos e incendios; sospecha de una traición amorosa y regresa de la guerra para vender sus recuerdos y vivir de la nostalgia. Las letras sobrepasan en medida la mediana del cantante; su imaginación se extiende a la descripción de sus historias como agua de cloaca: tan hostil como natural en su entorno, alimentando tanto del mito como la verdad. Inclusive, cuando David Letterman tuvo a nuestro hombre en su programa cuando recién se estreno el disco; mencionaba como Waits lo describía como "notas de un exótica odisea"
Musicalmente precede de forma alusiva el desarrollo ulterior del cantautor: las marimbas y ritmos latinos, el blues de lodo y calor, las baladas imperfectas y el son de altanería; sin Swordfishtrombones actualmente quizás no hablaríamos de Tom Waits; o quizás sí, pero lo recordaríamos como un cantante que paso con la pena de convertirse en la sombra de cómo empezó, mas sin embargo, el riesgo le permitió sacudirse un futuro adjunto a la pila de cantantes acumulados en el frio y el polvo y le determino un espacio en el acogedor porche de un pórtico de California del sur, con su mujer a un lado, mientras cocina un cerdo filipino enlatado.