11 de marzo de 2011

Vintage Wax: Lee Morgan – The Sidewinder

Lee Morgan
The Sidewinder
(Blue Note, 1963) LP


Aquel carismático trompetista de Pennsylvania. La leyenda de “The finest Jazz since 1939” es algo que ha cargado consigo la legendaria Blue Note hasta el día de hoy, y claramente una de sus piedras angulares más recurrentes en la estela común es The Sidewinder. El ahora ya clásico estándar de 24 barras revoluciono el sonido bebop de la época y proporcionaría un plano azul gracias tanto a su éxito comercial, como a su marcado potencial estilístico. En 1958 Morgan rompería filas como parte de los metales del conjunto de Dizzy Gillespie, quien por cierto concedería solos al nombre de Morgan y hasta regalos, como aquella trompeta con la campana angulada con la que nuestro hombre grabaría aquel legendario solo en el Blue Train de Coltrane. El jazz es asi, y te permite resonar historias que parecerían infinitas: sus codeos con Coltrane, Jimmy Heath y Art Barkley le permitieron ganarse un nombre que termino en las puertas de la Blue Note en 1956 con su primer álbum, Lee Morgan Indeed!, y aunque nunca propicio directamente el nacimiento del bebop, si fundamento su comercialidad y requerimiento instrumental, mas cuando al lanzamiento de este álbum se convirtió en un éxito masivo y encomendó a Blue Note y Morgan igualmente a asimilar el sonido y reproducirlo en diferentes convicciones diferentes, desde Don Wilkerson, pasando por Kenny Burrell hasta llegar a Lou Donaldson.

Barry Harris es quien pone revuelta al registro; su piano no condiciona ninguna de las composiciones de Morgan (las cuales reclama al completo el mismo). Lo mismo sucede con Joe Henderson y su sax tenor, Bob Chanshaw al bajo y Billy Higgins en la batería, este último retomando una simpleza impecable de porte magnifico que corrobora en cada detalle de la melodía de Morgan y Henderson. La personalidad única del quinteto es la fuerza semántica del registro; las sesiones de Blue Note siempre han dado paso al intercambio abusivo de ideas impresionantes y en este caso impera el carisma comunal; un solo no conlleva un retrato envidioso, sino más bien una alegoría de fuerza desde el inicio hasta el abrigo del blues que es Hocus Pocus, ultima composición del orden.