1 de enero de 2012

Abel Membrillo (o las metaforas de la muerte solitaria)

En una publicación pasada dábamos vueltas a los personajes del mundo musical que nos dejaron este año: y es que 2011 se quedo sin mucho ruido con tanto personaje que se nos fue, tanto negro viejito y muchoas drogas que nunca pudieron ser procesadas del todo. Pero fue un nombre quien en realidad, al enterarme de su deceso, helo mis huesos hasta dejarlos listos para un trago de Jim Bean. En algún video perdido de Youtube, se lee, con fecha dilapidada de “Hace 6 meses” la frase: “Para unos son los Beatles, para otros Marilyn Monroe, para ti tal vez fue Tom Waits o muchos otros, para Mi es ABEL MEMBRILLO”. Abel, al igual que su ídolo de Pomona, era una alma extraña, uno de esos personajes que pareciera más una leyenda que un ser humano. “Abel era muy cabrón, un finísimo cabrón” decía Fernando Benavides, el director de Dixo. Tenía 40 años de edad, había nacido en el 72 y era capitalino orgulloso.

Hablamos no solo de esa mente detrás del “grupo que unos tíos dicen que es raro”, tal como Abel describía a Los Nena, si no de un personaje que le sacaba brío a una personalidad a la altura de los que el mismo idolatraba. Si bien en aquellas podcast que grababa lanzaba nombre tras nombre, el mismo fue ocupando esas alturas que solo los verdaderos temerarios ocupaban: un rebelde los medios con una voz de oro, Abel poseía la inteligencia, la sabiduría y ese detalle surrealista tal cual Bretón. “Me dicen que fue un infarto...” respondió a su muerte Adal Ramones, con quien Abel compartía créditos en Otro Rollo, y es que sufría de un mal congénito, su corazón, aun cuando se había sometido a una operación en el 98, no aguanto. El mismo día su cuerpo se velo en la Zona Rosa. Seguro pusieron Kentucky Avenue en alguna parte de la noche.

Recuerdo aquel sueño de haberlo conocido en un Blockbuster cuando vivía en Coapa; recuerdo a Miguel y yo escuchando aquellas podcast que Dixo publicaba por las mañanas y antes de dormir tal como si fuera nuestra cátedra diaria de información: y todas las frases, citas y chistes que le aprendí. Lalo de Lapatentependiente decía que “Era la única persona que sabia decirme como llegar a Puerto Márquez”.

Y es que, “Lo que no mata no es la bala… es el agujero”.