30 de julio de 2012

Entrevista: Israel Martinez

Aun cuando su naturaleza y habla demuestran una amplia amabilidad y tranquilidad, Israel Martinez es un terco; su trabajo lo hace notar, sus ideales lo remarcan. El músico mexicano no ha detenido paso, continua la misma senda que el mismo ha forjado como camino integro tal cual válvula de escape para sus intereses. Después de conocerle en el marco del lanzamiento de su disco Two Expressos In Seperate Cups y justo antes de que su partida a tierras teutonas platique con el de su paso por el punk, la música gótica, sus trabajos de arte sonoro, el futuro de su trabajo y claro; de acetatos.

Israel Martinez; escultor de sonido. Foto por Verónica Rosales

La ciudad de Guadalajara es muy asidua al mito y con el paso de los años no ha cambiado. Algo que los tapatíos tienen es poca memoria, pero mucho interés. Pareciera que cada año, sitio o situación que corre atreves de sus calles la misma ciudad se encarga de adular por un pequeño momento lo que sucede y olvidarlo al siguiente. Israel Martínez es, ha sido y seguro seguirá siendo un músico de fronteras distraídas. Su presencia ha sido palpable en muchas de las esquinas de la ciudad. Su paso por el etéreo y el gótico, los discos de Nebula 3 y Areopuerto, la pieza que toco en las vías del tren hace años, ese disco en Umor Rex, las texturas del Festival de Mayo. Su trabajo ha destacado en la mira de sus contemporáneos y de aquellos que le siguen; entender y seguirle el paso es conocer también su marcha por la música y a través de ello parte de la historia musical moderna en Guadalajara que ha sabido bien extender igualmente fuera del país: “Mi trabajo, afortunadamente, ha encontrado las vías para moverse de lo local a un espectro más global. Siempre ha sido mi objetivo el compartir espacios con la gente que admiro. Seguir aprendiendo a niveles distintos. Hoy mi trabajo se inserta en varias partes del mundo pero trato de tener ciertas líneas de exploración muy personales, que evidentemente reflejan de dónde vengo. Con el paso del tiempo esto comienza a ser más claro, afortunadamente”. Si bien podríamos calificar su carrera de alguna manera podemos entender que se ha caracterizado por una expectativa muy compleja y ecléctica donde todo tiene sentido a perspectiva: “Desde niño me llamaba la atención” habla Israel sobre el inicio de su intereses por el gremio: “Mis tíos escuchaban la música ochentera que circulaba por la ciudad, me fascinaba escuchar y ver sus vinilos de Depeche Mode, Erasure, Soda Stereo, Plasmatics, Iron Maiden, Judas Priest. Una vez un tío puso un video BETA que había grabado del MTV en Los Ángeles, me aluciné con las imágenes de Billy Idol, The Cure, Skid Row. Desde la primaria oía música ya por mi cuenta, cuando pasé a la secundaria hubo una especie de boom en la ciudad con los erróneamente llamados sonidos industriales, y digo erróneamente porque usualmente creemos que es el sonido potente bailable del EBM, como Front 242, Nitzer Ebb y todos sus vástagos, pero en realidad su idea original se refiere a grupos con mucha más mala leche y nada de sonidos para la pista de baile, como Throbbing Gristle, NON o Monte Cazazza” y recuerda que su tiernos años “cada mes se hacía una tardeada en mi secundaria, la #45, en la que se programaba ésta música y hasta la chava más fresa y guapa la bailaba, era una locura. Por supuesto no duró nada, como en esta ciudad usualmente, en unos meses no existía más esta moda”.
"Mi trabajo, afortunadamente, ha encontrado las vías para moverse de lo local a un espectro más global"
Un joven Israel en sus tiernos años punk.
Notese la camisa de la Polla Records.
Curioso es notar como poco ha cambiado de aquella mentalidad tapatía; pero mucho ha sucedido desde que Israel era un jovencito. La crónica de su paso continuo con el punk; si uno conoce a Israel o simplemente lo tiene de contacto en alguna red social, te das cuenta rápidamente de su amor adolecente hacia el género: “Cuando iba a terminar la secundaria conocí a chavos más rudos por la colonia y me pasaron cintas y vinilos de Dead Kennedys, La Polla Records, Exploited, Sedición, Atoxxxico” recuerda Martínez. Hace poco hablando con el Profesor Juan Antonio –otro gran personaje de la ciudad– sacaba a flote la separación entre las dos diferentes vertientes del punk en este país (con respecto al primer disco de Dangerous Rhythm): los proletarios y los ricos. De mediados de los ochenta hasta ya entrados los noventas los punks/rockers se codeaban bastante en las calles de la ciudad, en ese entonces ya todo era “de la banda” y nadie sabía quién era Illy Bleeding: “En ese entonces ya había una fructífera escena de punk y metal en la ciudad, así que era lo más sencillo enrolarse en estos dos géneros si te gustaba ser radical; –vestir cómo quisieras y hacer lo que te viniera en gana, claro, con la policía cada tres días deteniéndote y la desaprobación de todo mundo– ahí comencé a ir a tocadas, la música en vivo me volaba la cabeza, y sobre todo gritar mis rolas favoritas, siempre estaba en los slams en el Roxy, en el Éxtasis, en el Auditorio de la FEG, en un montón de bodegas, cocheras y hasta baldíos, es la parte más romántica para mí en mi acercamiento a la música, cuando fui parte activa de la escena punk” y explica que “En la prepa ya quería armar mi banda, pero no tenía dinero. Sólo armé dos veces una especie de banda con amigos pero que no compartían el rollo político del punk, eran sólo instrumentistas, así que no les apasionó y no caminó la cosa, el grupo se llamaría I.A.L.S. (Inadaptados a la Sociedad) y yo tenía los riffs y las letras de un puño de tracks punk-hardcore, no pasó nada”.

Sueño De Luna en Guanajuto, 2000.
Al fondo en la izquierda se ve Diego el hermano de Israel
Después de la mitad de los noventas Guadalajara ya parecía lo que hoy es: un mar de sucesos. Esto aquí, esto allá, todo se movía para todos: “Para 1997 ya trabajaba y con mucho esfuerzo podía ahorrar y comprar un poco de equipo, así que formé junto con Hugo F. Medina –con quien colaboraba esporádicamente en Radio Universidad y escribíamos para Tentaciones de Siglo 21, él hace unos años formó una revista indie llamada Sonorama– un grupo llamado La Sangre de Alicia, tocábamos gothic rock”. Del punk al gótico, Israel militaba en ese entonces con cabello largo y botas largas: “El grupo tuvo dos alineaciones y se desintegró a inicio de 2000, hicimos muchas canciones y tocamos mucho en Guadalajara, nos fue muy bien a pesar de que nos faltaba mucho: aún así, se agotaron las 500 copias de nuestra cinta El Teatro de la Vida y terminamos como una de las bandas mexicanas de la escena dark más movidas en esa década. Ese mismo año hice Sueño De Luna, con Raquel Astorga, y después a su salida se unirían mi hermano Diego Martínez y el performancero Dante Alejandro, publicamos dos discos; Azul Futuro y La Esencia de la Inocencia en CD y tocamos mucho en el centro del país, bajío y occidente, fuimos muy activos durante tres años, incluso salimos en un par de compilaciones extranjeras, una de ellas de la revista dark Sonic Seducer de Alemania”.
"Yo no llegué a la música o al arte vía académica, aunque con el tiempo evidentemente he estudiado e investigado tanto dentro de ella como fuera"
Su actual matrimonio con la electrónica viene de un hecho curioso: “En 1999 tras la salida del baterista de La Sangre De Alicia compré una caja de ritmos” y continua: “Ahí inició mi relación con la electrónica, ya no me he desprendido de ella: secuenciadores, sintetizadores, ya después la computadora. Trabajo de lleno en un lenguaje que es meramente electrónico, por eso no he hecho obras para instrumentistas, porque además mi formación es totalmente callejera”. Israel de aquellos músicos que el contexto les ha traído su conocimiento. Lo músico les viene de pasión: “Yo no llegué a la música o al arte vía académica, aunque con el tiempo evidentemente he estudiado e investigado tanto dentro de ella como fuera” y sin duda la transición mas importante que le ha dejado más conocimiento es la experimentación electrónica: “Para 2001-2002 ya eran muchísimos los sonidos que habían pasado por mi mente, la de mi hermano y la de mis amigos y colegas, de cuando inicié en el underground a ese entonces todo se había transformado y yo quería dejar las etiquetas, los uniformes. Oía por igual a Merzbow o KK Null que a Múm, o Agnostic Front que a Squarepusher. Mi hermano cambió el nombre de su proyecto de Lumen por Lumen Lab y me uní a él un tiempo empezando a fusionar un poco de hip-hop, ambient y otros sonidos con el característico ritmo roto y glitch del IDM. Ahí fue donde vino la transición más importante en mi trabajo, conocimos a los chicos que hacían Radio Neurótica, de las primeras radios por internet con horas y horas de música alternativa, y ellos a su vez estaban haciendo proyectos de música, básicamente Destreza y Carrie, entre todos formamos Abolipop”.

Abolipop + Static Discos + Bons, 2004. Israel en medio
Yo recuerdo en 2004 salir del MixUp Plaza del Sol con una copia del compilado numero 2 de Abolipop. En ese tiempo específicamente mi concentración estaba en ese estilo de música y me pareció tanto interesante como importante adquirir lo que saliera de Abolipop. Ya después el destino hizo que pudiera conocer a varios de los colaboradores del sello por una u otra manera. Israel detalla en lo que se convirtió en un “sello y productora para nuestro trabajo: totalmente identificado con eso que en Europa llamaban Leftfield Electronic Music; fue duro pero nos fue muy bien, llegamos a tener conciertos con muy buena audiencia, alguna que no entendía nada de lo que pasaba en el escenario, pero también mucha otra que después vino a formar lo que podemos denominar la escena indie en la ciudad”. Y es que mucho de lo que hoy toma las calles provino de aquel par de años: ese Festival Mutek del 2005 cuando toco Lumen Lab, pero también estaban las últimas filas de Nopal Beat y donde cuenta la leyenda un novato Carlos Pesina conocía a Arturo Ortega que antes se hacía llamar Piscis; Audirac que durante todos estos años ha ayudado y promovido la música en el estado e historias similares que ahora son base de lo que recorre las avenidas de la ciudad, pero antes era mas difícil: “Cuando iniciamos no había sellos, no había eventos, había sólo algunos escuchas, trabajamos muy duro, fuimos muy serios con nuestra postura, quizá a veces arrogantes, pero así tenía que ser para que te tomaran en cuenta. Tocamos por todo el país rápidamente pues a la par había otros esfuerzos como Discos Konfort y Soundsister en la ciudad de México. Para el 2004 varios artistas de Abolipop comenzamos a salir a otros países, el primer CD de Lumen Lab fue reseñado en Alemania, España, Colombia y entonces volcamos nuestra atención completamente hacia fuera, nuestro objetivo era ser reseñados en las publicaciones en las que salían nuestros referentes. Hicimos varios CDs y también fuimos de los primeros en América Latina en publicar discos promocionales en Internet, algo ahora ya asumido en lo que conocemos como netlabels”.
"Yo uso la tecnología para crear una propuesta, no es mi objetivo la exploración per se de ésta"
En directo en el Estudio Diana, 2008.
De ahí el viaje dentro de la electrónica y sus lenguajes comunes ha perseguido a Israel. O quizás el los esté persiguiendo: “En lo personal hice Nebula 3, en 2002, un proyecto indietrónico-synthpop que tiene 3 discos: Trip to Triton… and Nereida, Another Way y Lovely Gray. Y comencé a hacer música electrónica experimental y posteriormente arte sonoro, que es a lo que me dedico de lleno desde 2006”. En su nueva etapa de arte sonoro Israel ha publicado ocho trabajos: Cubensis en el 2005, Los Demonios de la Lengua en 2006, Exorcizios en 2008, Nareah en 2009, Triptych del 2010, El Hombre Que Se Sofoca y Sigilo (en colaboración con Fernando Vigueras) en 2011 y Two Espressos In Separate Cups del 2012 e Israel promete que esta apunto de “publicar el noveno que se titulará The Minutes”. Esta etapa es la que aprece como gran favorita y sin duda la que le ha dado más a Israel como artista; el proceso que el maneja está alejado de las complicaciones o pretensiones y prefiere concentrarse en lo que le alimenta: “Mi principal fuente son las grabaciones de campo, voy grabando por todos lados, sigilosamente, desde los gritos de una vecina hasta maquinaria, insectos, plastas amorfas, piedras chocando, materiales raspándose contra el pavimento... estos sonidos pasan por la computadora, a veces son procesados radicalmente y otras se conservan en su estado de captura, y algunas otras veces los mezclo con sonidos electrónicos producidos por sintetizadores y por la misma computadora. Yo uso la tecnología para crear una propuesta, no es mi objetivo la exploración per se de ésta. Me limito a dos o tres softwares, mis dos sintetizadores y mis grabaciones, para poder crear y proponer, si no estaría hablando todo el día de lenguajes de programación sin haber terminado un solo disco”.

La relación que Israel guarda con el acetato es sus propias palabras “confusa”: “Cuando era chavo compraba casetes principalmente y muy de vez en cuando un vinilo porque eran muy caros, obtenía dinero robando casetes de las tiendas de autoservicio: me robaba uno de Green Day y se lo vendía a las chavas grunge de la prepa, así compraba mis cosas, y de hecho yo diría que fui totalmente de la cultura de las cintas, por los precios”. Aagoo Records edito Two Expressos In Seperate Cups en acetato el año pasado. Israel ya ha pasado por casi todos los formatos musicales pero esta es su primera vez en plástico negro: “Actualmente estoy principalmente interesado en escuchar música experimental en acetato, de hecho por eso hice así el disco de Two Espressos In Separare Cups, no marqué un lado A y otro B, y tú puedes adelantarlo o regresarlo como gustes”. Y detalla en su relación con los discos: “Hace unos años mucha gente desdeñaba los acetatos, casi que sólo existía en la música electrónica y experimental el afán de seguir publicando en vinilo, ni se diga en la cultura DJ. Francamente me decepciona llegar al Chopo y ver vinilos de Joy Division en 800 pesos y que acaban de ser impresos hace tres meses. Se quejan de los precios de los dinosaurios de la música pero a la primera que pueden quieren vender sus mercancías con el mismo colmillo. Amigos míos llegaron a vender sus vinilos hasta por 20 pesos y ahora están comprándolos de nueva cuenta a esos precios elevados. Para mí el casete, el vinilo, el CD y todos los formatos físicos están o estuvieron por algo, no hay ninguno mejor ni superior, todos implican una dinámica interesante y que cada quien elige según su personalidad o hasta su espacio en casa u oficina. Hay que tomar en cuenta que también las formas de escucha se han transformado radicalmente, casi nadie presta verdadera atención a la música, ni en lo personal ni en un concierto, se ha convertido en una compañera de actividades incluyendo la socialización”. Y aun cuando no sea un coleccionista en forma su predilección por el formato encuentra un lugar especial: “También me gusta escuchar o conseguir acetatos de la escena punk - hardcore que tanto me influenció. Ahora en México están reeditando discos como el compilatorio Sólo para Punks, los de Sedición, SS-20, Yaps, Xenofobia y lo celebro, es tiempo de conseguir los que no alcancé en su tiraje original. Lo que no compraría más son acetatos de mis bandas favoritas de los 80 o 90 de otros géneros, no me interesa pasar mi colección de Sisters of Mercy en CD a vinilo, así está bien, no pretendo pagar por el acceso a la melancolía, para ella me acuerdo de un clavado en el slam y ¡Listo!” y termina objetivamente recalcando que “El acetato es un gran formato, sería bueno desmenuzar sus bondades para hacer trabajos especialmente para esta plataforma, será más divertido que sólo traspasar CDs a vinilo”.
"El acetato es un gran formato, sería bueno desmenuzar sus bondades para hacer trabajos especialmente para esta plataforma, será más divertido que sólo traspasar CDs a vinilo"
Un viejo estereo de Berlin en la nueva casa de Israel
Ahora mismo Israel reside en Berlín donde se le ha dado la oportunidad de una residencia artística. Desde ahí me ha compartido postales de lo que le sucede: “Estoy viviendo en Berlín, acá pues obviamente el vinilo es otro rollo, mucho más barato, usualmente entre 12 y 20 euros uno nuevo, y de segunda mano pues desde 5 euros. Y los sellos pequeños, sobre todo los de música experimental lo están agarrando ya de batalla dura”. El futuro de su trabajo siempre mantendrá a quienes le seguimos atentos y emocionados, la expectativa de lo que viene con firma de Israel nos tendrá atentos por un buen rato. Cuando le cuestione acerca de cuál es la columna vertebral de su trabajo no dudo en recalcar que es la “Comunicación”. Las obras de Israel dicen tanto como una literaria; la densidad de su trabajo pareciera que se agota un discurso personal que sabe asimilar sus fuertes. “Siempre he creado obra para compartir, para generar un diálogo, por eso los últimos años me he sentido muy cómodo trabajando también en las artes visuales o la multidisciplina. Si revisamos la historia de los movimientos vanguardistas mundiales casi todos tienen un espectro de apertura muy amplio, y es muy curioso que hoy en día seamos tan cerrados a las estéticas, soportes y a veces hasta al público específico de ciertas áreas. A mí me gusta todo el tiempo estar metido en algo, usualmente tengo 3 a 5 proyectos u obras corriendo su proceso de producción al mismo tiempo, me gusta pensar que serán presentados y que reflejarán mi perspectiva sobre ciertos puntos y con suerte generen un diálogo. Comunicación, nuevamente”.